ORGULLO LGTBIQA+

Soy de la generación de los años 60. Me di cuenta de que algo iba en mí distinto a los demás a los doce o trece años. Allá por 1978. Entonces no había gays en España. A lo mínimo y con cariño eras mariquita. A lo peor, eras maricón. En Televisión Española, la única televisión de entonces, triunfaban los chistes de mariquitas que hacían Pepe Da Rosa, Andrés Pajares o la Esmeralda de Triana. Yo, que era un niño, veía lo que me esperaba. Ser el cachondeo de todos. Pero la adolescencia me enseñó que todo iba a ser más difícil. Así que la solución era la que hacíamos casi todos: meterse en el armario y protegerte.

Hoy con 55 años, me da igual como me llamen. Tengo suerte de vivir en una época en que los derechos de los gays han avanzando muchísimo, gracias a la lucha que el movimiento de gays, lesbianas y sobre todo, transexuales, hicieron durante la transición, en muchos casos, corriendo delante de los grises. Unos derechos, que como ven, no venían regalados en las tapas de los yogures. Unos derechos que hay que luchar todos los días porque tenemos gente, como en Hungría, Polonia o España que nos los quieren quitar y volvernos a encerrar en un armario. O en la cárcel, si pudieran.

Pero me he quedado antiguo. Yo pasé de ser mariquita y maricón, a ser gay. Era una manera, inglesa, de decir lo que eres sin que te ofendan. En agradecimiento y para conocer también gente, me integré en los movimientos LGTBI. O sea, lesbianas, gays, transexuales o bisexuales. Que aunque no somos iguales, especialmente, las personas transexuales, si coincidíamos en muchas cosas como era pedir la igualdad de nuestros derechos civiles.

Pero cada vez tenemos más letras y yo, a estas alturas, voy a tener que hacer un curso para enterarme de qué va esto. Mi colectivo parece el nombre de una operadora de televisión y esa + me preocupa mucho. Puedo entender la Q de Queer, por supuesto. Pero la A de asexual… ¿Qué tiene que ver una persona que no quiere relaciones sexuales con nuestro colectivo? Y como digo esa +… la ultraderecha con sorna, nos acusa de que en esa + se quieren meter los pederastas, los zoofílicos y demás de las variedades de la sexualidad humana. Unas lícitas, otras no.

¿Tenemos que aguantar eso? Esa +, insisto, me preocupa mucho. Y me aleja del sentimiento de pertenencia a grupo que siempre he tenido con el colectivo LGTB, que así era cuando yo lo conocí.

Para más INRI es que ahora tampoco a los líderes del movimiento les entiendo. Parece que hablan en chino. Les pasa como a las líderes feministas. Hablan en una jerga que sólo se entienden entre ellos y ellas o quien tengan un grado en psicología o en antropología.

Císgénero, heterenormalidad, pansexualidad, antrosexualidad, transgénero, polisexual, demisexual… por favor ¿ustedes entienden algo? Me siento como un gay cateto no titulado. Me he perdido. No entiendo nada. Y si no lo entiendo yo que soy gay ¿qué entiende la gente heterosexual, que tiene su voto necesario para cambiar las leyes?

De veras, creo que hemos perdido la cabeza un poquito. Por perder, hemos perdido hasta la bandera arcoiris, que por lo visto, como en en la ilustración de esta columna, ya no nos representa a todos. A todas . A todes. Deprimente.

Novela: El chico del corazón blandito #Reseña

Previo a la reseña que pongo abajo para Amazon, donde compré el libro, también quiero hacer mención a algo que no tiene que ver con la lectura pero sí con el autor que me parece digno de señalar.

¿Cómo ha llegado a mí este libro? Por publicidad en Facebook. Una buena fotografía del autor Julio Marín, joven, y sobre todo el título. ‘El chico del corazón blandito’. El título del libro fue lo que me metió por los ojos. Por eso pinché en la publicidad. Será por autores que me aparecen en los anuncios. Pues este fue el que acertó para llamarme la atención. Si la novela es muy buena, también lo es y mucho, el marketing social que el autor está haciendo a través de las redes. De eso sé un poquito y lo está haciendo de manual. Este libro llegará lejos y eso que ya ha recorrido un gran camino.

Tres días he tardado en leérmelo. Tiene una lectura fácil. Sus personajes te llegan y juegan con lo que pasó en el pasado y por qué ocurrió lo que ocurre en el presente. Pero a la vez te va dejando intrigas durante toda la novela que te empuja a llegar al final y no dejar de leer. O en otras palabras, te engancha.

El tema a tratar es difícil, de hecho, nadie habla de ello. Porque sí, hablamos del bullying, pero muy poco, de sus consecuencias. Con una delicadeza sutil, el autor te va llevando por un mar de sentimientos donde llegas a empatizar, odiar, querer o sentir compasión por sus personajes. Los entrelaza como una cadena y vas descubriendo que cada cosas que haces en la vida, tiene sus consecuencias. El libro te enseña a que debemos pensar un poquito más antes de actuar.

Yo me he enfrentado dos veces a la situación que centra la novela. Por eso no puedo ser objetivo, porque hablo desde mis sentimientos y no como lector. O sí, puede ser objetivo, porque reconozco que el autor sabe muy bien de lo que habla. A veces, quien relata la novela me ha parecido que contaba trozos de mi propia vida. Este libro no es un invento. No es ficción. Es una fotografía de lo que pasa en la mente de muchos jóvenes. Y en mis tiempos, cuándo tampoco éramos tan jovenes y teníamos el corazón, como Adrían, blandito. Hoy, lo tengo más duro, pero la novela también te da la fórmula para calentarlo, con esa hoguera, y que se vuelva blandito, otra vez. Aunque sea un ratito.

Mi pareja es docente y se lo he recomendado. Debería ser un libro que estuviera presente en todos los institutos, en toda la enseñanza secundaria de España y en donde se hable español. Porque más que un libro, es un salvavidas.

Esteros, la película

Esteros, la película

Ya sé que no puedo ser objetivo al escribir esto sobre una película argentina por las razones que cuento aquí, pero no quería dejar de comentar Esteros, una película que me ha llegado tanto, que se ha convertido en una de las favoritas, y no exagero, de mi vida.

Encontré a Esteros por casualidad, zapeando por el católogo de Amazon Prime Video España. Hasta ahora no había visto nunca una referencia a esta película en ningún sitio y eso que suelo estar al tanto del cine LGTBI y especialmente, gay, que sale nuevo, pero este no sé por qué se me escapó.

Esteros cuenta la historia (que yo no voy a contar porque no quiero destrozarte la película para que la veas) de dos adolescentes, amigos de la infancia, que por circunstancias de la vida se separan y se vuelven a encontrar años después.

El escenario es particularmente bello. La localidad argentina del Paso de los Libres y en los Esteros del Iberá, un gran humedal con 12 kilómetros cuadrados en la provincia de Corrientese, en el Nordeste de Argentina. El Paso de los Libres (no me digan que no es precioso este nombre para una ciudad) es fronteriza con Brasil. A mí, que vivo en zona marina y que también tenemos esteros, me llamó la atención el nombre, aunque luego se ve, que aquellos esteros no son como los de la Bahía de Cádiz, en España.

La fotografía es excelente, digna del más bonito documental y que me lanzó terminada la película rápidamente a buscar en Google Maps donde estaba semejante paraíso.

Los personajes protagonistas aparecen en dos facetas: en su adolescencia y  ya adultos. Es impecable como el director Papu Curotto encontró a dos chicos que se parecen una barbaridad a los adultos, especialmente el niño de entonces que representa a Jerónimo, Blas Finardi Diz, al adulto ya, Esteban Masturini, del que te enamoras sólo al verle sus ojos. Y el niño, tiene su misma mirada. Sus mismos gestos. Es que te crees que son ellos de pequeños, llegas a creértelo.

Tienen escenas extremadamente dulces como cuando bailan la cumbia de Los Charros ‘Un amor como el nuestro’ que ya me la sé de memoria.

Me he preguntado si en la España actual se hubiera podido rodar hoy una película así, sobre todo por las escenas con los niños. Hoy creo que sería imposible hacerlo aquí debido a la falsa moralidad con la que la oposición política española y la Iglesia Católica por otro lado, están inculcando cada vez más en la sociedad hispana.

En esta entrevista que enlazo aquí al director Papu Curotto, nos cuenta como hizo el difícil casting para elegir a los niños.

Hay muchas webs donde destripan el argumento. Yo no quiero decir nada. Espero que quien la vea, no superia nada como yo. Que no conociera nada, que yo no conocía ni a los actores.

¿Cómo resumo la experiencia? Es un festival de belleza y dulzura. Con sus momentos tensos de lucha contra la homofobia interna de uno de los personajes. 

La película responde a esa pregunta de ¿qué hubiera sido de mi vida sí? o ¿qué ocurriría en mi vida si aparece de pronto mi primer amor treinta años después? ¿Qué reacción tendríamos? ¿Qué puede haber quedado de aquello? ¿Cuánto puede cambiar una persona con el tiempo? ¿Puede haber desaparecido aquél de quién nos enamoramos aunque siga vivo su cuerpo?

Ya digo, me ha encantado. Por ponerle alguna falta, que Amazon Prime no la tiene subtitulada y a veces a mí que soy andaluz, me ha costado entender el habla argentina de la película. Pero eso es problema mío. 

Veánla, he visto en su página de Facebook que por la pandemia la han liberado y se puede ver en Vimeo. En España está en plataformas como Amazon Prime o Filmin.

Otro motivo más para querer ir a visitar a Argentina. 

Trailer

También, por causas de la pandemia y la cuarentena en la página de Facebook de la película, anuncian que la han liberado para que todo el mundo la pueda ver desde casa. Aprovechen mientras dure. Ahí se la dejo. Pero también está en España en Amazon Prime Video o Filmin.

ESTEROS_Subt Esp from HAIN CINE on Vimeo.

Grupos de riesgo

Imagen de Pexels en Pixabay

Vivimos unos momentos en España que me recuerda mucho a la situación que vivía el País Vasco en los peores tiempos del terrorismo con Herri Batasuna y ETA matando día sí y día también.

Recuerden: los ideólogos apuntaban con el dedo y los terroristas ejecutaban. Cada vez estamos viendo más ataques al colectivo LGTBI por parte de violentos. Esto coincide con los mensajes homófobos de los distintos sectores de la ultraderecha española. Estamos en peligro, pero no sólo la comunidad LGTBI. Somos unos pocos los grupos de riesgos que estamos en el objetivo del neofascismo español.

Por ejemplo, las mujeres. Los ataques son continuos contra el movimiento feminista, un movimiento que sólo pide la igualdad entre hombres y mujeres. Lo están pagando con miles de mujeres asesinadas por machistas que se creen con más razón y más apoyados por los mensajes ultras. No le tienen miedo a la ley por eso. Ese es su pensamiento.

O los inmigrantes. Típico objetivo del nacionalista extremo. Anular cualquier contacto con gente que no sea de tu país. Las acusa de todo creando bulos y mentiras. Ellos señalan, y sus brazos armados convierten el señalamiento en discriminación y agresiones a personas extranjeras, agravando más aún la cuestión si no son blancos. Negros, asiáticos, hindúes, hispanoamericanos. Todos puestos en el punto de mira.

O los gitanos. Otro colectivo condenado desde siglos. La ultraderecha también van contra ellos. Me resulta curioso ver a gitanos, en una ciudad como Jerez, apoyar al fascismo. Me pregunto si en verdad conocen la historia del pueblo gitano y cuáles son sus enemigos.

O los enfermos. Porque el fascismo no quiere gente que sea una carga para la sociedad. Quiere una raza pura. Cojos, mancos, ciegos, y en general, cualquier tipo de minusvalía o discapacidad provoca el rechazo de los que se creen superior. No quieren cargar con ellos. De ahí la crítica a sus ‘paguitas’.

O las personas mayores. Nuestros abuelos y abuelas, que en similitud a los enfermos, porque por edad son más proclives a padecer algo, también son una carga. No los quieren porque les hacen gastar dinero. Porque el fascista es un neoliberal que no quiere gastar nada en lo público. Hemos visto las consecuencias de las políticas neoliberales en las residencias de mayores privadas con la pandemia de la COVID-19.

O las personas religiosas. Sólo se acepta la religión oficial que el neofascismo decida. Si eres de otra, te conviertes en su enemigo, un traidor a la patria y a la (su) cultura, y también, también te ponen en la diana. Incluso siendo tú de su religión, si no compartes algo con ellos, serás su enemigo. Recuerden a principios de la democracia lo de ‘Tarancón, al paredón’. O eres de su religión, o irán contra ti.

O los pobres. El odio al pobre. El pobre es un estorbo. Hay que eliminar los pobres. Aunque su sistema neoliberal engendra eso, pobreza. Porque no puede haber rico sin haber pobres.

Y seguro que se me queda algún grupo de riesgo en el tintero. Seguro que usted que me lee puede tener otro en la cabeza.

No hemos aprendido la lección que nos dió el fascismo que sufrimos en Europa. Y cada vez recuerdo más aquél poema del pastor Luterano Martin Niëmoller que se quejaba de que las autoridades de Europa no hicieron nada para impedir que el nazismo subiera al poder: Primero vinieron por los socialistas y yo no dije nada porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada porque yo no era judío. Luego, vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí.

Este artículo se puede compartir diciendo la autoría de Alfonso Saborido y enlazando a este blog.